martes

En frente de mi casa, de donde vivo, algunas noches, hay un hombre de mediana edad que llega y comienza a llamar a una chica llamada Celeste.

Tal vez, antes de comenzar a llamarla, a gritarle, él intenta comunicarse con ella mediante el teléfono. Y debido a los posibles rechazos telefónicos, él acude a donde ella vive para llamarla personalmente y ya, desesperadamente.

Intuyo que entre ambos tuvieron una hija o un hijo, no estoy seguro. Posiblemente ella se encarga de cuidar a la criatura y él tenga prohibido acercarse al niño o niña. Tal vez, él lleve a cuestas alguna condena penal o su conducta de todos los días roce lo delictivo.

De todas formas, este tipo de sucesos no dejan de asombrarme. Porque, en primer lugar, suceden a la noche. No suceden durante el día, cuando normalmente la mayoría de las personas buscan resolver sus problemas. Posiblemente, él postergue su inconveniente hasta algún momento de la noche, hasta algún momento de alguna noche en el que dice “basta”. Y entonces acude a su novia, a su ex novia, a su amiga o su enemiga.

Él merodea la casa donde vive ella durante un tiempo asombrosamente prolongado. Lo hace como un perro o como un gato, que no se cansa de esperar a su amo. Y le grita, no muy fuerte, para no despertar su ira; “Celeste”, “Celeste”.

La intransigencia de ella ante él también me asombra, desde el punto de vista de un hombre. Me asombra la capacidad de ella en enfrentar al problema. De enfrentar al pasado, tal vez. Podría ser dura, Celeste. Podría ser amarga. Podría no guardar sentimientos. Pero ignoro el motivo por el cual ella desiste de sus llamados. De saber la causa, tal vez sería lógico pensar en la forma en la que actúa Celeste.

Posiblemente no todos sean así pero, de repente, tengo la imagen mental de que todos los hombres se aferran al pasado y de que todas las mujeres mantienen un frío control de sus sentimientos. O, al menos, de que la duda es mínima en ellas. Que pueden decir cuando algo se acabó por completo y asumir el sentimiento y la decisión en el mismo acto.